¿Qué tanto la fuga de El Chapo es un problema de seguridad nacional?; ¿qué tanto ese criminal es un peligro para México?
Lo que sí es cuestión de seguridad nacional, y el verdadero peligro
para México, es la incapacidad de las instituciones carentes de
inteligencia –información suficiente y capacidad de análisis– para
custodiar al delincuente más poderoso.
“Es motivo de inquietud que haya estado mejor empleado el dinero
de El Chapo para fugarse, que el dinero del Gobierno para impedirlo”, comenta la analista María Amparo Casar.
La escapada de El Chapo ha puesto en evidencia la debilidad y
vulnerabilidad del Estado mexicano. También la profunda descomposición a
donde la corrupción y la impunidad lo han conducido.
Ese es el verdadero cáncer que tiene postrado al país, hasta ahora sin remedio. Si teníamos dudas, El Chapo nos hizo favor de confirmarlo.
El afamado túnel está mejor construido que nuestras instituciones… y por ahí se fugó también la poca confianza que nos quedaba.
Patético ha sido el trajinar de autoridades para explicar lo
inexplicable. Uno tras otro, los mensajes oficiales caen en el vacío del
descredito. Todo lo que digan el Secretario de Gobernación, la
Procuradora General de la República y el Comisionado Nacional de
Seguridad será usado en su contra. Ante el fracaso rotundo, los
argumentos oficiales suenan a pretextos injustificables.
A la mitad del sexenio enfermo cobran sentido los llamados de alerta
para reestructurar la administración en materia de seguridad pública.
Contra todas las voces, el Presidente de la República agigantó a la
Secretaría de Gobernación; la dotó de poder inaudito y atribuciones
extraordinarias… y el cambio construyó un elefante.
Concentrar en el Palacio de Cobián la interlocución con los
partidos políticos, el trato con los gobernadores y las iglesias, la
negociación de problemas laborales y educativos, el control de la
migración, la coordinación de seguridad, la inteligencia y la dirección
del sistema penitenciario –entre muchas otras funciones– abrió flancos
indeseables que han puesto en peligro la gobernabilidad nacional.
Si Miguel Ángel Osorio Chong se hiciera a un lado, su relevo correría la misma suerte.
En esta crisis del carajo, no hay nada es personal; todo es institucional.
José Cárdenas Informa - ¿Temido Guzmán, lo era?
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