Cerca de 200 personas que portaban palos,
machetes y armas de fuego atacaron ayer al mediodía el bloqueo que
docentes, estudiantes, padres de familia, representantes de más de medio
centenar de colonias de la ciudad e integrantes de diversas
organizaciones mantenían en la carretera de cuota San Cristóbal-Tuxtla
Gutiérrez desde el 27 de junio, para exigir la abrogación de la reforma
educativa.
Acompañados por policías municipales y estatales, los agresores se
lanzaron sobre los toldos y tiendas del plantón, los destruyeron a
patadas y machetazos, y les prendieron fuego, mientras las fuerzas del
orden los rodeaban para permitirles concluir su acción.
Durante la agresión resultó herido de bala el maestro de primaria
Romualdo Guadalupe Urbina, quien recibió un balazo calibre 22 en la
clavícula. Otro participante del bloqueo fue atropellado y sufrió
fractura de tibia y peroné.
Ambos fueron internados en la clínica del Instituto de Seguridad y
Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, mientras los vecinos
del barrio donde ésta se ubica bloquearon el puente de Santa Martha y
las calles de acceso
para proteger a los heridos.
Los agresores, aliados del PVEM
La agresión fue perpetrada por varias decenas de personas
oficialistas de San Juan Chamula y más de cien de indígenas radicados
en San Cristóbal, señalados por algunos maestros como parte de la
Asociación de Locatarios de Mercados Tradicionales de Chiapas
(Almetrach), que encabeza Narciso Ruiz Sántiz y que en días anteriores
ya había amagado con atacar el bloqueo. Estos grupos se identifican con
el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), que gobierna ambos
municipios.
Los maestros de la sección 7 del Sindicato Nacional de Trabajadores
de la Educación (SNTE), pertenecientes a la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación (CNTE), y los padres de familia no
respondieron a la agresión y se vieron obligados a retirarse y
reagruparse en el parque central de la ciudad.
El violento desalojo comenzó a las 12:30 horas. Portando unas cuantas
pancartas pequeñas y blandiendo palos, machetes y piedras, los
atacantes llegaron asegurando que iban
en son de paz, para de inmediato arremeter contra las instalaciones del bloqueo y retirar troncos, llantas, rocas y demás obstáculos.
Detrás de ellos venían un camión pesado y varias camionetas de las
policías estatal y municipal sonando sus sirenas. Los agentes no
participaron directamente en el desalojo, sólo protegieron a los
indígenas que destruyeron y quemaron carpas y tiendas de campaña.
Algunos atacantes agredieron a Dolores Rodríguez, reportera de Noticiero en Redes,
por tomar fotografías. Uno de los agresores le apuntó a la cabeza con una pistola. Otros más lanzaban cohetones en trayectoria horizontal hacia el bosque.
Poco después los agentes se retiraron y el lugar quedó bajo control
de los agresores, a quienes Adalberto Hernández Rabanales, dirigente de
la sección 7 en los Altos, calificó de
grupo de choque, y responsabilizó de los hechos al gobierno en sus tres niveles.
Cuando la policía local se retiró, maestros e integrantes de
organizaciones civiles se reagruparon cien metros más adelante, cerca
del Hospital de las Culturas, y al tratar de regresar para rescatar los
vehículos los encapuchados dispararon. Fue entonces cuando resultó
herido Urbina Estrada, maestro adscrito a San Andrés Larráinzar.
Posteriormente arribaron seis patrullas de la Policía Federal
(PF). La quema y destrucción del campamento prosiguió bajo vigilancia de
los uniformados. La acción concluyó a las 15 horas en punto, cuando los
contingentes de indígenas encapuchados abandonaron el paraje en el
kilómetro 47 de la carretera a Tuxtla Gutiérrez.
El grupo de San Juan Chamula abordó un autobús de la línea Cristóbal
Colón y el grupo mayor marchó en formación de regreso a la ciudad. El
lugar quedó a cargo de tres patrullas de la PF hasta las 16 horas,
cuando decenas de colonos del sur de San Cristóbal volvieron con palos y
piedras que arrojaron contra las patrullas.
Los policías se alejaron en los vehículos y se detuvieron un
kilómetro adelante. En cuestión de minutos el bloqueo quedó
restablecido. Esta noche seguían llegando más personas, quienes
extendieron la obstrucción de vías con hogueras, troncos y fierros. Hay
nuevamente varios centenares de padres y madres, maestros y vecinos de
los diferentes barrios en un ambiente de excitada tensión.
Por la tarde, en el parque central, Hernández Rabanales refirió que desde temprano
estaban los rumores de que gente de Chamula nos desalojaría, pero compañeros de organizaciones sociales nos dijeron que tuvieron comunicación con dependencias y les dijeron que los indígenas iban de paso a una actividad de gestoría en Tuxtla Gutiérrez.
En entrevista con La Jornada, el dirigente magisterial agregó:
Parece que la idea era provocar un rompimiento en la mesa de diálogo, porque desde ayer la comisión única de negociación decía que no tenía caso platicar porque el gobierno sólo trataba de imponer.
Por la tarde los maestros marcharon en las calles del centro,
mientras en el parque un grupo de jóvenes encapuchados prendió fuego a
las puertas de madera de la vieja presidencia municipal (que estaría
siendo acondicionado como museo) e ingresó al inmueble, rompiendo todos
los cristales. Por algunas ventanas salía humo.
En tanto, indígenas encapuchados no identificados, ajenos a las
organizaciones que respaldan a los maestros, saquearon un Oxxo ubicado a
media cuadra de la ex alcaldía. Repartieron cigarros, bebidas y otros
productos a niños y jóvenes lumpen en plan de relajo.
En la versión del gobierno estatal, los policías acudieron al desalojo de manera
disuasiva para evitar confrontación entre habitantes de San Juan Chamula y manifestantes de la CNTE.
En un comunicado, sostiene que ante una alerta emitida por el Centro
Estatal de Control, Comando, Comunicación, Cómputo e Inteligencia (C4i),
que señalaba la presencia de habitantes de Chamula en el kilómetro 46
de dicha vía, bloqueada por integrantes de la CNTE, fueron enviados 200
elementos para resguardar la integridad de los ciudadanos, evitando
cualquier motivo de enfrentamiento”.
En los hechos, policías y atacantes llegaron juntos. Según la versión del gobierno, los indígenas acudieron a
dialogar pacíficamente y solicitar el libre tránsito de ciudadanos, comerciantes y transportistas, por lo que
los manifestantes optaron por retirarse del lugar de manera voluntariay
la vialidad quedó liberada.
El alcalde coleto, Marco Antonio Cancino González, se deslindó de cualquier responsabilidad en el desalojo del mediodía. Vía La Jornada
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