Evitar trepar a La Bestia sólo traerá mayor riesgo.
La vulnerabilidad de los migrantes incrementará si el gobierno
mexicano les impide que viajen en el tren “La Bestia”; el deber de las
autoridades no es militarizar la frontera, sino garantizar sus derechos
humanos, consideró Agustín Figueroa Flores, presidente nacional de la
Fundación México Presente.
Opinó que la migración es un fenómeno social imposible de detener: trae consigo beneficios, costos y consecuencias tanto para Estados Unidos como para México; sin embargo, la responsabilidad de ésta nación es regularizar el flujo sin criminar a los migrantes, con la colaboración de los países de Centro y Sudamérica.
La estrategia del gobierno federal, destacó, no debe centrarse en frenar sino en desalentar la migración: “es una cuestión que, a nivel internacional, las naciones deberían entender, porque el movimiento poblacional es un derecho humano”.
El Estado, dijo, tiene la capacidad de prohibir el acceso a “La Bestia” con el argumento de que así disminuirán los riesgos de las decenas de niños, mujeres y hombres que diariamente cruzan la frontera. No obstante, la realidad es que esta medida los orillará a buscar rutas de tránsito desconocidas y, por ello, mucho más peligrosas.
“Propuestas como éstas ponen un foco específico de atención, que llama a las organizaciones civiles y a la sociedad civil organizada a participar para mostrar la otra cara de la migración”, expresó.
Figueroa subrayó que mientras una gran masa poblacional de Latinoamérica siga ganando 50 pesos al día, en comparación con un salario de 10 a 15 dólares que pueden ganar en Estados Unidos, “los migrantes no se van a frenar”, ya sea por tren o por otros caminos.
La solución es compleja y requiere que a la estrategia Estados Unidos y México se sumen el resto de los países involucrados para mejorar la economía de la región, basados en políticas que respeten los derechos fundamentales.
Noticias.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiB0gr_VPKweEVi7X7YALdzmCJTDq4xG-fT8n104z2e_fgVc-OWFotm4ND48AhWB47nytgdtAz8ceYp6yeSYu3jQnY0Hg5Us4BrpjdZYsVRTXXxsEbKdN2saG19J4nOcBJIUwC-sbQvTsw/s1600/Imagen+6.png)
Opinó que la migración es un fenómeno social imposible de detener: trae consigo beneficios, costos y consecuencias tanto para Estados Unidos como para México; sin embargo, la responsabilidad de ésta nación es regularizar el flujo sin criminar a los migrantes, con la colaboración de los países de Centro y Sudamérica.
La estrategia del gobierno federal, destacó, no debe centrarse en frenar sino en desalentar la migración: “es una cuestión que, a nivel internacional, las naciones deberían entender, porque el movimiento poblacional es un derecho humano”.
El Estado, dijo, tiene la capacidad de prohibir el acceso a “La Bestia” con el argumento de que así disminuirán los riesgos de las decenas de niños, mujeres y hombres que diariamente cruzan la frontera. No obstante, la realidad es que esta medida los orillará a buscar rutas de tránsito desconocidas y, por ello, mucho más peligrosas.
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“Propuestas como éstas ponen un foco específico de atención, que llama a las organizaciones civiles y a la sociedad civil organizada a participar para mostrar la otra cara de la migración”, expresó.
Figueroa subrayó que mientras una gran masa poblacional de Latinoamérica siga ganando 50 pesos al día, en comparación con un salario de 10 a 15 dólares que pueden ganar en Estados Unidos, “los migrantes no se van a frenar”, ya sea por tren o por otros caminos.
La solución es compleja y requiere que a la estrategia Estados Unidos y México se sumen el resto de los países involucrados para mejorar la economía de la región, basados en políticas que respeten los derechos fundamentales.
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