NÉMESIS / Hermes Chávez - Anarquía VS Ley del Garrote

En la sociedad moderna, el término anarquía se ha degradado de tal forma que ya es sinónimo de violencia, desorden social, vandalismo e, incluso delincuencia. También se ha vinculado con el satanismo (como religión propiamente registrada) con el concepto “haz lo que quieras”, sin embargo, su original definición se refiere a una corriente filosófica y política que defendía la ausencia de un Estado o gobierno por considerarse que estos son contrarios a y atentan contra las libertades del ser.

Pero como es evidente, esta especie de “auto gobierno” no se aplica en la actualidad e históricamente pocos ejemplos se pueden encontrar, y no porque resulte ineficiente, sino porque se han impuesto los grupos de poder político y económico en todas las naciones del mundo.

Ahora bien, al estar regidos por democracias (aunque sean simuladas) los gobiernos de todos los niveles deben garantizar el tan mentado Estado de Derecho, que es hacer cumplir las leyes a través de las instituciones oficiales y, por supuesto, estas abarcan todos los temas de seguridad, no nada más limitándose al combate a la delincuencia, sino también a la paz social.

Aquí es donde el asunto se torna muy espinoso, pues desde el uso justo de la fuerza pública ejercida por las dependencias policiacas al autoritarismo la línea divisoria se estrecha hasta casi un hilo imperceptible, pero también existe otro problema que en muchas ocasiones no proviene del gobernante en turno, sino de los jefes policiacos.

Aquí quiero citarles dos ejemplos pidiendo disculpas por el primero de ellos al no recordar los detalles, pero de que ocurrió, ocurrió, y aquí en México. Hace ya unos años, durante un operativo los agentes que debían proteger a la víctima ingresaron a la casa de seguridad y bañaron con balas a todo lo que se movía, incluso a lo que no, matando al secuestrado que se encontraba inmovilizado. Si mal no recuerdo el argumento del jefe policiaco fue que a la delincuencia había que acabarla a cualquier costo.

Pero el ejemplo más reciente es el del gobernador de Puebla, donde se aplicó la “Ley Bala” y resultó muerto un niño de 12 años, estudiante de una escuela primaria, durante un operativo para disolver una manifestación en la que la policía utilizó balas de goma y gases lacrimógenos valiéndoles un comino las consecuencias de tal acción. Esto es un claro ejemplo de que algunas leyes necesarias en manos equivocadas resultan fatales.

Pero ¿por qué leyes necesarias? Antes hay que recordar que el pasado 15 de mayo aquí en Chiapas, los legisladores levanta-dedos, salvo algunas honrosas excepciones, aprobaron al vapor, sin analizar ni presentar alternativas, lo que denominó “Ley del Garrote”, levantando de inmediato protestas por la criminalización de la protesta social, y apenas a menos de 50 días de que fuese votada, Eduardo Ramírez Aguilar, secretario general de Gobierno, envía una contra-iniciativa para abrogar dicha ley.

Es evidente la falta de experiencia y entreguismo de los y las diputadas locales, porque en Chiapas sí se requiere una ley que proteja a la población de algunos grupos que sólo buscan su beneficio, pasándose el arco del triunfo los derechos de terceros. Ejemplo claro son los maestros, quienes cuando les viene en gana dejan a los estudiantes sin clases, toman casetas de cobro, toman las ciudades y edificios que quieren al grado de causar tales daños que afectan a toda la población, física, moral, emocional y económicamente. Ni qué decir de los grupos campesinos o “rebeldes” que toman las carreteras para extorsionar a conductores, pero aquí no pasa nada, de ahí que una legislación bien elaborada, analizada y fundamentada es necesaria.

Lamentablemente, como he mencionado, las leyes bajo autoridades policiales autoritarias pueden tergiversar y manipular a su antojo su interpretación, aún con los costos políticos para el mandatario en turno. Con nuestros diputados y diputadas, tal parece que la anarquía en su concepto más puro sería la única solución, o también mudarse a Utopía, aunque el viaje de ida puede durar toda una vida.

El tiempo no existe
Es una idea generalizada de que el tiempo es como una línea continua que avanza inexorablemente, dejando atrás una estela fantasmal de recuerdos que ya no pueden alcanzarse. Pues no, créanlo o no, el tiempo no existe, es sólo una ilusión de nuestra mente, comprobado científicamente. Et lux in tenebris lucet, et tenebrae eam non comprehenderunt.