La diputada Alejandra Soriano nos recordó el importante papel de la
oposición en México y en Chiapas. Su crítica al desempeño del edil
capitalino Samuel Toledo Córdova nos hace revalorar el papel de los
partidos de izquierda, porque a pesar de ser tan criticados constituyen
un factor de equilibrio político, de gobernabilidad y los ciudadanos no
deberían apostarle a su debacle.
A nivel nacional, el Sol Azteca pasa por uno de sus momentos más
críticos, porque uno de sus gobernadores es señalado de poner en jaque
el pacto social nacional. En Chiapas han sido precisamente los más
recientes gobernadores los que han puesto en jaque al principal partido
de izquierda y eso lo tiene sumido en el desprestigio y la
pulverización.
No obstante , aún hay lucen al final de túnel, la elección de
consejeros del pasado 7 de septiembre es una de ellas, porque el partido
que hizo fuerte la gente y débil gobernantes y dirigentes dio muestras
de madurez y, aunque con incidencias, sacó adelante una elección interna
con el respaldo del Instituto Nacional Electoral.
Lo que diagnostica dicha elección es que en Chiapas el PRD está
atomizado. Las fuerzas vivas, como les llaman a las corrientes internas,
han tensado la liga al punto de la ruptura, pero en algo coinciden, no
quieren otra vez una imposición de dirigente y prueba de ello es que
ninguna expresión del perredismo obtuvo mayoría.
Dadas estas circunstancias y si quieren tener alguna posibilidad real
de ocupar posiciones en el venidero proceso electoral, los perredistas
sólo tienen una alternativa: construir acuerdos incluyentes. La
obligación de no construir más un PRD sectario. Un Sol Azteca que deje
de ser pero tampoco que asuma el papel de oposicionista a ultranza. Una
real alternativa de gobierno, pues.
Dentro de esta vorágine, se asoma la posibilidad de que el PRD pueda
elegir a un dirigente con talento y perspectiva de altura en la
política. Un cuadro con demostrado dinamismo en el escenario nacional y
local, y hoy por hoy uno de los personajes de izquierda con mayor
reconocimiento en el estado: las corrientes internas, ante el obvio
intento de imposición de dirigente, pueden unificarse y elegir al
senador Zoé Robledo, quien no sólo mantiene una amplia interlocución al
interior del partido al ser representante popular por sus siglas, sino
que detenta el respaldo de varios sectores.
Si eligen a Zoé, no sólo elegirían a un político de peso nacional
sino que darían un paso más en la configuración de una izquierda en el
estado sin enfrentamientos ni confeti gratuito para con el gobierno, en
la construcción de un contrapeso que tanto bien le hace tanto a la
sociedad como a las autoridades.
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