Llegarán mañana y se adueñarán de la Ciudad de México ante la mirada atónita de Miguel Mancera, más debilitado que nunca.
Se dicen engañados por la Secretaría de Gobernación que, conforme a
su dicho, negoció con ellos la Reforma Educativa a fin de que no
boicotearan la elección en Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Chiapas.
Miguel Osorio Chong simplemente les llamó mentirosos. Nunca
estuvieron en la negociación la Reforma Educativa ni las otras 10
reformas estructurales.
El secretario de Gobernación explicó que en realidad pasó que el
Estado mexicano les hizo saber su decisión de usar los medios a su
alcance para garantizar el derecho de los mexicanos a votar.
En otras palabras los amenazó y les cumplió con el despliegue de las
Fuerzas Armadas y de la Policía Federal por los territorios en
conflicto.
Mañana los profesores regresarán a hacer lo que ya hacían impunemente
cuando Mancera estaba en plenitud de poder; por estrategia o temor, el
jefe de Gobierno permitió, sin pestañear siquiera, que hasta algunos
policías fueron convertidos en teas humanas.
Hoy, convertido en rehén de Andrés Manuel López Obrador, ¿qué podrá hacer?
De nueva cuenta cruzarse de brazos y esconderse en su oficina. Su policía ya sabe que no tiene órdenes ni apoyo de su jefe.
Pero no sólo es suya la responsabilidad. El voto es un derecho
fundamental de los mexicanos, pero el de circular y vivir en paz es
esencial.
Ya las fuerzas federales evitaron que impidieran las elecciones,
¿estará dispuesto Osorio Chong a arriesgar su carrera garantizando con
las fuerzas federales el derecho de los capitalinos a no sufrir a las
hordas de la CNTE?
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