Que me perdone el finado Manuel Camacho, pero quienes lo conocimos recordamos que una de sus estrategias preferidas era crear problemas al Presidente Salinas para resolverlos; así se hacía el imprescindible.
Hay situaciones actuales que parecen prefabricadas con una intención camachiana, como la rebelión de la CNTE, pero ni modo que culpemos a Luis Videgaray de la crisis griega.
No faltará quien diga que escribo de lo que no sé, y le concedo razón, pero el rotundo “no” de los griegos a la troika formada por la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y Angela Merkel, impactará de manera negativa en la economía mexicana, y positiva en la permanencia de nuestra “triada” (que en realidad es duopolio) compuesta por Videgaray, su extensión, Aurelio Nuño, y por Miguel Osorio Chong.
Si hubo quien pensó, más por antipatía, porque al secretario de Hacienda no se le da lo simpático, que sería uno de los primeros movimientos en el ajedrez político de Enrique Peña Nieto deberá rendirse a la realidad y soportarlo otro tiempo porque no es momento para experimentar con bisoños.
De hecho, el Presidente ya debe estar analizando la conveniencia de solicitar al Congreso que Agustín Carstens celebre el inicio del 2016 en su oficina de gobernador del Banco de México.
Por ahora, y por buen tiempo, Videgaray es inamovible… y no sólo eso, porque el argumento a usar en el futuro será el contrario al de la popularidad en 2012: Los médicos son temidos y odiados porque sus medicinas son amargas y dolorosas, pero sanan, aunque a veces maten… o extirpen el ojo bueno.
Y ese médico es Videgaray.
Los griegos han dicho “no”, pero su decisión no mejorará su economía; no multiplicará el dinero para pagar pensiones, los bancos no se capitalizarán por milagro ni la deuda helénica desaparecerá; todo esto y sus consecuencias previsibles sobre la Unión Europea y el euro afectarán al mundo y a México.
Pero si la estabilidad macroeconómica que tanto presumimos nos ayuda a esquivar las ondas helénicas, roguemos a Dios que a Putin y los rusos no se les ocurra aprovechar la ocasión. Ya bastante sufrimos con la guerra petrolera.
La inamovilidad de Videgaray es buena noticia para él y sus ambiciones porque mentiría si dijera que no sueña con superar a su maestro, Pedro “El Grande” Aspe, cuya ausencia dio pie al “error de diciembre” zedillista, de cuyas consecuencias algunos aún no nos reponemos.
Lo es, también, para el jefe de la Oficina de la Presidencia, Aurelio, que, hasta donde es posible saber, no ha roto el cordón umbilical que lo une a quien lo incorporó al carro de Peña Nieto.
Entre ambos acumulan dos terceras partes del poder presidencial delegado.
No es buena noticia para Osorio Chong porque su tercera parte, aún siendo cuantiosa, es menor, sino en calidad, por lo menos en cantidad ante sus pares.
La ventaja para el secretario de Gobernación quizás estuviera en la irrupción de un nuevo personaje, que obligaría a un reacomodo en el equilibrio.
Hasta hoy, la “triada” de dos (Luis y Miguel) ha logrado mantener el cerco al Presidente; podrán pelear la prelación entre ambos, pero se unen para evitar el ingreso de un advenedizo que pudiera romper el estado de cosas y convertir el duopolio en verdadera triada.
No se requiere ser adivino; el tercer personaje en discordia sería Manlio Fabio Beltrones, al que un día se le ubica en la oficina que aún ocupa César Camacho en el PRI y al siguiente en la de Osorio Chong, a condición de que éste suceda a Rosario Robles en Desarrollo Social.
Si ocurriera cualquiera de estos movimientos, entonces sí estaríamos hablando de una triada, y no del duopolio, con la desventaja para Videgaray (Nuño) y Osorio de que Beltrones traería consigo la influencia irresistible que desde la periferia del Congreso ejerce el coordinador de los senadores priístas, Emilio Gamboa, en el Presidente Peña Nieto.
De darse las cosas así, hablaríamos de que Osorio necesitaría un aliado adicional que al día de hoy parece no tener, pues Videgaray cuenta con Nuño y Manlio con Emilio.
¿Quién sería la mancuerna del secretario de Gobernación?
Sin embargo, para responder esto todavía está por verse si Manlio logra romper el duopolio del poder priísta.
Entonces, el juego sí se pondría caliente.
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