El efectivo acorraló al taxista hasta cobrarle un soborno de 200 quetzales, 400 pesos de acuerdo al cambio de divisas, esto bajo el pretexto que por llevar dos llantas de refacción, a pesar de estar viejas, se tenía que cobrar un impuesto y de dejarlas abandonadas, una multa.
Con él iba una comerciante de origen mexicano que su familia ha tenido desde hace 54 años un negocio de venta de comida mexicana en diferentes ferias de las localidades guatemaltecas, la cual denunció el mal trato que se les brindó por parte del SAT.
Lucero Pérez Marín, también, profesionista en Nuevo León, declaró que ella solicitó el taxi, ya que debe regresar de manera segura a Chiapas para tomar su vuelo al norte del país, sin embargo, lamentó esta situación que se vive por parte de las autoridades.
El elemento de la Policía Fiscal Federal o también conocido como oficiales de Comercio Exterior solicitó los papeles al taxista de su automóvil, además de quitarle parte de su ganancia como trabajador de viajes.
Una vez que tuvo los documentos del carro y la licencia correspondiente el oficial, que no merece decirles así, sino que asaltantes de la frontera con charola, le dijo al conductor que abriera la cajuela, donde sólo encontró herramientas y dos llantas de refacción, pues de eso se agarró el corrupto agente para acorralar al trabajador del volante chapín.
Le comentó primero que sólo tenía derecho a pasar una llanta, el taxista, le dijo, ¿Por qué esto?, ¿Desde cuándo está la nueva disposición?, a partir de ahorita, por lo que el agraviado, le mencionó que le dejaba la llanta; él aseguró que ya no; ya había violado la ley, cual ley se viola con traer una llanta de refacción más si es por seguridad en carretera.
Fue cuando la señora Luz Pérez intervino -y le dijo bueno, pues, déjeme aquí-, sin embargo, el sujeto le indicó que ya no podía regresar y que tenía que pagar la multa de 400 pesos.
Por lo que la alegata se dio y tiempo después el corrupto elemento federal, les comunicó que se fueran atrás de la patrulla 0741, que se hallaba estacionada cerca, indicándole que ya no alegara más que le diera 200 pesos y que siguiera su camino tranquilo; el taxista después de ver que lo que quería el mal elemento era dinero, optó por darle los 200 pesos y seguir su camino hacia Tapachula. El Estado/ Agencia
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