- Manuel Mondragón y Kalb tiene un gran talento y no, no es el de cantar, aunque sea algo que le gusta hacer a la hora de regañar subalternos.
Vía el Financiero.
Tienes que hay
reunión con el jefe, las iniciales del jefe en este caso son MMyK y su
cargo es Comisionado Nacional de Seguridad en el naciente gobierno de
Enrique Peña Nieto; y tienes que cuando menos te lo esperas, quién sabe
por qué el jefe comienza a reprender a Manelich Castilla, hoy jefe de la
Policía Federal, hablándole en forma operística: “Ay, Manelich,
Manelich, ya habíamos quedado en otra cosa, Manelich, y tú mira nada
más, Manelich” (o algo así).
Dicen que al
doctor Mondragón le gusta reunir a la gente y lanzar arengas y, acto
seguido, listo, ¿cómo ven este reloj, sí me combina con el traje?, es
que voy a una comida. ¿Están seguros, o mejor este otro reloj? ¿El
primero? Ok, ¡ah, cuánta varilla hemos echado hoy, maestro! Vámonos.
Otra persona
cuenta que más que revisar datos o afinar la estrategia, lo que le gusta
es el papel de motivador: “órale, compañero, vamos juntos en esta, no
me vayas a fallar, caón”. Y que no le va mal en eso con la tropa.
Sin embargo,
pareciera que su más grande talento es subirse a la siguiente ola. Un
gran surfista de la política. Hace seis años, Mondragón plantó a los
perredistas para irse con los peñistas, y esta semana el colaborador de
Peña Nieto apareció entre quienes revisan el tema de seguridad para
Andrés Manuel López Obrador.
Aunque cabe
mencionar que lo anterior no a todos sorprendió. Cuentan que desde hace
semanas Alfonso Durazo lo había adelantado por aquí y por allá. “El
doctor Mondragón nos está ayudando con la estrategia”, habrían sido las
palabras del sonorense. Y eso sí resulta sorprendente, porque si algo
nadie recuerda es la 'estrategia' de cuando Mondragón fue comisionado
(salvo que se pueda llamar estrategia a aquella puntada de dividir al
país en cuadrantes porque “así lo había hecho en la Ciudad de México”).
La inclusión de
don Manuel provocó una tormenta tuitera y, aunque remolón, ya salió
AMLO a decir que Mondragón no tiene cargo. Ustedes dirán, ¡ufff!,
benditas redes sociales, que ya hicieron que el tabasqueño recapacitara.
No tan rápido
con su alivio. Corre la versión de que lo que Mondragón y Kalb realmente
añora es convertirse en el encargado de la prevención de la
inseguridad, que hoy el equipo de transición no parece haber resuelto si
se queda en Segob o se va a la nueva Secretaría de Seguridad Pública
(eso sin mencionar que en PGR y en el Secretariado Ejecutivo también hay
prevención).
El caso deja
dos lecciones preocupantes: El eventual gobierno de López Obrador anda
todavía muy extraviado en el tema de la violencia, tanto que se dio el
lujo de llamar a alguien desplazado en una administración que nunca se
caracterizó por correr a los ineficientes.
Y segunda: Alguien ya debería explicarle al Peje que
no se trata de que agradezca o reconozca las críticas como si de un
gesto magnánimo suyo se tratara. Se trata de que las atienda. En el tema
de violencia e inseguridad, y lo mismo en el de Estado de derecho, hay
suficientes académicos y organizaciones de la sociedad civil con largo
recorrido, digo, para que consulten bien, estudien un poco y no se vayan
a creer eso de que todo se resuelve con pura motivación.
Ahora bien, si
de cualquier manera invitan al doctor Mondragón, ahí le explican que se
supone que en este gobierno no va a haber aviones para uso privado.
Digo, por aquello de funcionarios acostumbrados, como uno que fue
titular de la CNS, a que hasta los helicópteros Black Hawk tuvieran
asiento de piel con su nombre bordado y toda la cosa.
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