El Alzheimer es una enfermedad neurológica
degenerativa, esto quiere decir que es una enfermedad que provoca la
degeneración de las neuronas y, en consecuencia, que la persona que lo padece
pierda poco a poco sus facultades mentales. De los 12 millones de adultos
mayores que hay en el país, alrededor de 800 mil presentan algún tipo de
demencia y aproximadamente ocho de cada 10 con este problema es por Alzheimer.
Sonia Rosales Furukawa, neuróloga del Hospital
General de Zona (HGZ) No. 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en
Tapachula, comentó que los pacientes con Alzheimer pueden presentar además
síntomas neuropsiquiátricos como depresión, ansiedad, alucinaciones, ideas
delirantes, alteraciones del sueño, de apetito y de psicomotricidad, por lo que
el paciente es dependiente del cuidador.
En el marco del Día Mundial del Alzheimer
amplió que si bien el paciente requiere cuidados especiales y acompañamiento,
son los cuidadores y familiares quienes también pueden generar el llamado
síndrome de sobrecarga, caracterizado por depresión o ansiedad, por lo cual
también requieren atención psicológica.
Cuidar a una persona con Alzhéimer es
una tarea difícil, ya que requiere de mucha atención y dedicación, no obstante
para el cuidado de una persona con este mal, la especialista del IMSS
recomendó seguir ciertas rutinas para que la enfermedad no supere al cuidador y
este pueda desempeñar tu tarea.
Cuando se acuda a la consulta con el médico el
cuidador debe hacer todas las preguntas que tenga, especialmente sobre la
progresión de la enfermedad y las opciones de tratamiento que mejor alivian los
síntomas; cuanta más información tengas, mejor podrá ayudar.
Es necesario ser flexible y adaptar una rutina,
aprovechando los momentos del día en que la persona está menos confundida y con
más disposición a cooperar para realizar las tareas más difíciles. Comunicarse
con el paciente y facilitarle las tareas diarias puede evitar que el paciente
tenga que sortear dificultades.
Evita artículos peligros como medicamentos,
productos de limpieza o cuchillos, poniéndolos fuera del alcance a modo de
prevención, así como evitar las situaciones que el paciente no conoce, como las
multitudes, los cambios en la rutina y los lugares extraños que puedan causarle
confusión o agitación; impedir que deambule ayuda a controlar donde se
encuentra en todo momento y que este no se desoriente o se aleje del lugar en
el que se encuentra.
Finalmente, Rosales
Furukawa recomendó planificar actividades simples y de su agrado, no se debe
forzar al paciente a hacer cosas que no le gusten y siempre se debe elogiar los
avances que haga en el transcurso de la actividad. Salir a pasear, hacer
ejercicio, trabajar en el jardín o bailar pueden ser buenas opciones concluyó.
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